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En sus momentos más inspirados, Hitler se pensó a sí mismo como el jerarca absoluto de un mundo rígido y perfecto. con el tiempo, sus grandes anhelos no hicieron otra cosa que materilizarse en monstruosas y terroríficas manifestaciones del absurdo. chaplin, antes que nadie, logró desvelar esa triste pero hilarante personalidad, oculta tras la fachada feroz y autoritaria de quin encabeza el efímero Tercer Reich
LUCES DE LA CIUDAD:
La suerte está a punto de jugarle extrañas partidas a Charlot, pues al evitar el suicidio de un millonario ebrio, éste se comportará con él de una forma completamente inconsistente, pues le ofrecerá amistad y fortuna en estado de ebriedad, y lo desconocerá y rechazará al estar sobrio.
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